2da. de cuatro partes
y los habitantes de la sierra, a caballo tardaban
una eternidad en llegar. Se iba a Petatlán en bestia y con profunda devoción o
a cumplir una manda prometida a Papa-chú. Tiempo después se acostumbró que
venían carros de redilas repletos de peregrinos. Las mujeres con unos sombreros
de ala grande para protegerse del sol, ya que al camión metían gente en la
plataforma y les ponían tablas intermedias para protegerse del sol y colocar
otro segundo piso dentro del mismo vehículo. Es decir. Eran camiones de redilas
con doble piso; Lo lamentable de ese tipo de transporte, era cuando ocurría un
accidente porque se ocasionaban muchas
muertes y heridos. Por fortuna, hoy para esas idas a Patatlán, se utilizan
automóviles propios, autobuses de pasaje más seguros y más confortables, además
de recorrerse el mismo trecho carretero
en menos tiemp, por lo accesible de la carretera.
En aquel tiempo, aquí en Tecpan existían dos hoteles,
“La Montaña Rusa” de don Pancho Armenta y la casa de huéspedes de doña Queta
Iturburo, donde se hospedaban agentes viajeros y la gente importante). Las
tertulias eran amenizadas convitrolasy fonógrafos de cuerda, así como con la
orquesta local integrada por don Pedro Bello, don David Cortés, el cuate Sotelo
, La Lira y José Villegas, con lo que al desintegrarse surgió la de los
hermanos Orbe mejor conocida como la de Los Nayo, en memoria de su director ya
fallecido, don Leonardo Orbe, que tuvo muchos reconocimientos; Los bailes de la
alta sociedad de aquellas fechas, se realizaban en casas particulares y no en las calles o salones de gran lujo como ahora.
Se organizaban lunadas a la playa y se trasladaban
en carretas jaladas por bueyes. Donde se encendían fogatas se cantaba y se jugaba “ la chirriona Mona”,
“los encantados”. “ La Rueda de San Miguel”. Se bailaba, y se tomaban algunas
copas. Se bañaban y no podía faltar eso sí el arroz con pescado que ya por aquellas
fechas era muy tradicional. En realidad unos convivios de lo más sano,
imposible de olvidar. Se llevaba serenata a las novias y delante de los
familiares lo que más se permitía eran las “manitas sudadas”. Nada de besos,
abrazos ni otras cosa como ahora. Es decir que nada de “aquellito”, menos en
público, para no poner en entredicho la honorabilidad de las novias. ¿bonitos
tiempos, verdad?.
Había una fábrica de hielo de don Pepe Solís que
más tarde fue adquirida por la hielera de Acapulco para evitar la competencia.
También dos fábricas de jabón, la de don Justo Domínguez y la de jabón cachaza
de Tacho Acosta. Dos embotelladoras de refrescos, la de don IsaácLuviano y la
de doña María Bello y Hermelindo Coronado. Este último daba servicio de energía
eléctrica con una planta de luz propia y solo lo proporcionaba a las casas del centro pero nada más para un
foco por casa. No había Televisión ni aparatos de sonido, planchas eléctricas,
ni computadoras, pues hasta los fonógrafos de aquellas fechas eran de cerda.
La gente se levantaba a las 5 de la mañana con el
ruido que hacían los molinos de nixtamal de José Acosta y el de don “Chelo”
Hernández. A esa misma hora atravesaba el río el viejo Camión de carga de don
Amado Serna el de El Súchil. Chófer de muchos años pero que no sabía echarse de
reversa; Eran tres las boticas que daban servicio a la población. La de doña
Chave Ramos, la de doña Chepa Ríos y la de don Faustino Ocampo. Las Pérez que
vivían donde ahora está el Hotel “Kumbala”, elaboraban vino de uva silvestre,
mientras que don Maco Escamilla, elaborada
otro licor color rosa llamado “vaselina” que luego los dejaba tirado,
por eso también llamaban a ese licor “el noqueador o la noqueadora”, porque el
efecto era de inmediato y por muchas horas. Este señor para darle mayor
colorido a las fiestas, era el autor de los globos que el difundo Bache
Valencia hiciera famosos, con su frase “Pueblo Globero”, pues se comenta que
este personaje un día se encontraba en plena campaña para la presidencia
municipal pronunciando su discurso político, pero como nadie le ponía atención
porque miraban en esos momentos el globo que había soltado al aire don Maco y
al no tener otra cosa que decir ya bastante molesto grito “ Pueblo Globero”,
palabras que hasta nuestros días siguen retumbando por doquier y le dan identidad
propia a nuestro municipio suriano.
Don Tomás Otero Gómez, mejor conocido como
“Tomasito”, tenía su laboratorio farmacéutico por donde está actualmente el
mercado municipal, ahí se fabricaban medicinas como el “Reclub” y la solución
“Otero”. Este señor se desempeñaba profesionalmente como doctor, pintor,
químico y fabricante de medicamentos
entre las tiendas de mayor prestigio además de comerciante en tela, siendo sus
enlaces la señorita Herlinda y don Chucho Ramos, ante quienes cierto día se
presentó un cliente buscando un corte de casimir para pantalón, solo que cuando
don Chucho trató de subir la escalera para bajar la tela que se le sale un p2,
a lo que el cliente en tono de jiribilla gritó “saco don Chucho”, , Pero éste
ni tardo ni perezoso pero ya un poco molesto contestó. “Por fin dígame que
quiere, tela para pantalón o para saco”.
Las Leonas. Lola y Minga León, don Pepe
Solís y años después don Manuel López, dueño de
La Sorpresa, también se dedicaron al negocio de las telas.
Las damas de sociedad asistían a la sala de belleza
de la estilista en Acapulco. Martha Contreras. En las calurosas tardes se iba
al zócalo a saborear las ricas nieves que hacía don Panchito y las de otra de
coco de don Pedrito El Barquillero. O bien a refrescarse con aguas frescas que solo doña Cástula y Chilol
sabían preparar. También con las tortas y los riquisimos chocomilks preparado
por lasLas Maromeras que llegaron aquí con un circo, “ El circo Guzmán” para
después quedarse. Quien no recuerda a don Beto Guzmán, a Ricardo El Pinolillo.
A esta familia porque trabajaron en circo, les vino el sobrenombre de “Los
Maromeros”, no por otra cosa. . Después
de esto se apetecía el buen pozole de doña María Barriga que vendía en una mesa
en el zócalo de Tecpan claro a un lado de la refresquería “La Bugambilia”, o tal vez unos tacos, enchiladas, tostadas
o... Continuará