La gallinita de los huevos de
oro
/Por Javier Ugalde/
La
gallinita de los huevos de oro está de vuelta. Es su segundo aire, tras una
breve pausa. Regresa con ganas de explicar su razón de ser y su misión en este
espacio.
Hace
más de cuatro años, en abril de 2008, salió a la luz, con el afán de tratar
aquellos temas y asuntos que siempre la ponen en riesgo de muerte.
Y
es que siempre, por múltiples motivos, es mencionada, aunque nunca se habla de
ella cuando algo se ha hecho bien. Por el contrario, se le recuerda normalmente
y sale a colación cuando se ha cometido algún abuso, torpeza, falta,
ineficacia, omisión, tranza o exceso, por citar sólo algunas de las tantas
razones que la colocan en el centro de la atención o hasta del debate y ante un
final trágico y fatal.
A
los pocos años de que nación Cancún, se empezó a hablar de ella. El inesperado
y rápido éxito que tuvo el destino vacacional, que generó riqueza, atrajo
inversiones, más turistas y una hasta ahora imparable inmigración. Todo ello,
junto con los fenómenos colaterales que generaron, siempre de una u otra forma
han sido puestos como el riesgo potencial que padece la integridad física de la
gallinita y sus muy apreciados huevos dorados.
Todo
ha influido: que si se permite la construcción de más cuartos de hotel o se
rellenan los manglares o crece el narcomenudeo o se permite que se establezcan
más asentamientos irregulares o se dan enfrentamientos entre transportistas o
se permite el ambulantaje en las playas, siempre se llega a decir que se puede
matar a la gallinita de los huevos de oro.
La
fábula
Pero
la singular avecilla de corral nació en realidad hace muchos siglos, en la
antigua Grecia, gracias al genio de Esopo, quien la inmortalizó con una fábula
y su moraleja, que enseguida es reproducida:
“Tenía
cierto hombre una gallina que cada día ponía un huevo de oro. Creyendo
encontrar en las entrañas de la gallina una gran masa de oro, la mató; mas, al
abrirla, vio que por dentro era igual a las demás gallinas. De modo que,
impaciente por conseguir de una vez gran cantidad de riqueza, se privó él mismo
del fruto abundante que la gallina le daba”.
Y
la moraleja: “Es conveniente estar contentos con lo que se tiene, y huir de la
insaciable codicia”.
Cancún,
la Riviera Maya, Cozumel, Isla Mujeres y ya también Holbox, conjugado con su
riqueza turística, natural e histórica, vendrían a ser la gallinita y sus
huevos de oro.
La
serie de problemas sociales, económicos y políticos, en general, manifestados
como lo mencionado al inicio de este texto, como los abusos, las torpezas, la
falta de sensibilidad, la ineficacia, las omisiones, la impunidad, las
ambiciones desmedidas, los negocios turbios, la corrupción, la mezquindad;
vendrían a ser el codicioso hombre que en la fábula de Esopo destripa a la
gallinita en su afán de obtener riqueza rápida y fácil.
Todo
esto ha amenazado siempre de una u otra forma la integridad física de la
gallinita, quizá no siempre por las ansias de la codicia insaciable, pero si
por un afán de obtener una riqueza o beneficio rápido y fácil, a costa de un
lugar que ha demostrado su generosidad y abundancia, el cual hasta ahora ha
resistido múltiples embates, de los cuales no siempre ha salido bien librado,
pero de los que hasta ahora no ha quedado herido de muerte.
Es
de todos conocida la historia de éxito de Cancún, de cómo en menos de 30 años
de existencia, pasó de la nada, es decir, de un sitio hermoso e inhóspito, a un
gran emporio turístico, generador de una riqueza tal, que catapultó a Quintana
Roo hasta el quinto lugar en lo que se refiere a Producto Interno Bruto (PIB)
entre las entidades del país, además de colocar al turismo entre las tres
principales actividades de México captadoras de divisas, de las cuales más de
la tercera parte son aportadas por nuestro Estado.
En
un país en donde el éxito parece no ser una regla y mucho menos una constante,
la existencia de un sitio que tuviera una capacidad inusual para generar
riqueza y con la rapidez de Cancún –que desde hace unos 15 años se ha visto
complementado por la Riviera Maya-, lo convirtió en un imán y por ello el
fenómeno migratorio en la región mantiene porcentajes muy elevados.
Así
es como Cancún, en particular, y Quintana Roo, en general, se ha convertido en
un sitio que ha dado refugio y hogar a miles de mexicanos y extranjeros, la
mayoría de ellos gente de bien que aporta su granito de arena para construir
este ahora enorme desarrollo, pero igual ha atraído a vivales y aves de paso
que con una gran visión, pero a la vez, una gran saña y mala fe, han buscado y
encontrado la forma de enriquecerse rápidamente sin demasiado esfuerzo, pero a
la vez, sin importar el costo de sus osadías.
Estos
seres, junto con los mismos factores propios de un sitio que se ha construido
con inmigrantes, gentes venidas de todas partes, además de lo que podríamos
llamar el “inconciente colectivo”, han generado en muchas ocasiones los
atentados en contra de la gallinita.
Sin
embargo la avecilla se mantiene en píe, atenta y con la vista puesta en el
futuro; con la esperanza de que ni los embates de la naturaleza, ni las
torpezas de muchos políticos, ni la voracidad de malos empresarios, ni las
ambiciones sectarias y personalistas de grupos, la detengan y mucho menos la
lleguen a privar de la vida.
Cancún
y el turismo le dieron la vida a la gallinita de los huevos de oro. Ahora ella
se da a la tarea de estar atenta de todo aquello que la afecta, para bien o
para mal, a través de este espacio, con la idea de que tendrá una larga vida.
@jugalde4