Juan
López
En el
perfil personal de hombres y mujeres que hemos repasado en nuestra labor
cotidiana, existen coincidencias en el talante de su conducta. La mayoría
-todos quizá-, construyeron bien su destino. De origen humilde se han alzado
sobre su suerte y han escalado verdaderas cumbres de la celebridad, la
notoriedad social y el éxito público. Ejemplos admirables como emprendedores y
pioneros.
Existen en Acapulco cuadros femeninos que se
distinguen por su trabajo, orden, disciplina y todas aquellas virtudes
procurantes del desarrollo humano. Son pocos quienes sobresalen en este elenco
de servidores públicos. Muchos han mancillado la blanca túnica de servir al
país con desinterés personal. Sobran quienes llegaron a la curul o al escaño
para hacer negocios, vender y comprar influencias y arrojarse a la incuria y la
molicie, desnudos como diablos que en el vicio encontraron su mejor
satisfacción.
Por ello hay que aclarar que antes de
incursionar en la política militante la química Irma Figueroa Romero
edificó-creó-fundó su patrimonio personal y familiar: instituyó una marca de
gran éxito mercantil: laboratorio de
análisis, que es fuente de ocupación para numerosos profesionistas. Ella no
hizo antesalas en ningún partido político ni rogó a soberbios procónsules para
que le otorgaran una diputación federal. Nunca pidió el favor de que se le
concediera la oportunidad de ser una legisladora plurinominal. Ganó en las
urnas limpiamente el mérito para sentarse en un asiento del Congreso de la
Unión, en representación de Acapulco. Mayor esfuerzo y calidad participativa no
puede exigírsele a una mujer que logra una victoria electoral en el primer
intento por servir a su (nuestro) México.
De ella,
de su trabajo legislativo, de sus afanes en un Congreso al que siempre ha
dominado la burocracia estéril, los ciudadanos obtuvimos la Ley que
institucionaliza Los Fines de Semana Largos. Ayer una atrevida ingeniosidad,
sesgo de innovación pero que, hoy se ha consolidado como una vertiente
altamente productiva de la economía nacional.
Nadie por el fortalecimiento del turismo
nacional y la economía de la diversión y el recreo, ha hecho tanto como Irma
Figueroa Romero, pues se han incrementado las estadísticas monetarias del saldo
productivo en mejora del trabajador hotelero, gastronómico, mesero, taxista,
informador y de todos los que como en Acapulco intervenimos en la misión social
de anfitrionar al turista.
Cuando estamos en los umbrales de un
proceso electoral, como sucede en estos momentos en Guerrero, a estas mujeres
de aptitud y eficacia, de trabajo y virtudes sociales, a tales personalidades
de tan alta calidad política y de tanta creación legislativa, como Irma
Figueroa Romero, no debemos ignorarlas. Necesitamos atraerlas al redil de los
caminos democráticos tan necesitados de ciudadanos que le den a la política
jerarquía y rango humano.
Con tanta cháchara y monsergas que levantan
la mano para que los nominen en este trance electoral, reiteramos nuestra propuesta
de que vayan al Congreso verdaderos representantes del pueblo, no cualquiera
que se apunte por ocio o por deporte.
PD: “Dad al César lo que es del César”:
Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario