Quizás los representantes de la iglesia católica
de Tecpan tengan la razón quizás no en cuanto a protesta por la despenalización
a la ley del aborto se refiere, lo que
No se vale es que aprovechando la fe
cristiana se obligue a los feligreses a
participar en eventos de tal naturaleza que ni siquiera conocen obligados a participar en marchas de protesta (como fue el caso) para obtener la constancia de un documento que acreditaría
a los más de 800 participantes de haber asistido al retiro nocturno de sanación
llevado acabo la tarde-noche del domingo pasado, de donde partió la caravana
precisamente, rumbo a la parroquia central del lugar.
Quizás los más de 2 mil asistentes
hubiesen asistido por voluntad propia a ese evento que a todas luces se maneja
con confusión hasta por el propio gobierno del estado que sugiere las enmiendas
a los integrantes del Congreso Local de dicha ley, porque no se busca
despenalizar el delito de la madre que trate de provocarse la expulsión del
embrión sin causa justificada, pues de aprobarse las reformas sugeridas, solo
se estaría dando una opción a las mujeres que salen embarazadas a través de una
violación, o cuando exista in alumbramiento de alto riesgo que ponga en peligro
la vida de la madre o del recién nacido.
De acuerdo a cifras que manejaron los agentes de gobernación del estado
que cubrieron la marcha-caravana, a esta asistieron alrededor de dos mil
personas- divididas de la siguiente.
Poco más de 800 participantes que fueron los que asistieron al “retiro espiritual”
o encerrona en las instalaciones de la preparatoria número 6 previo pago de una
cuota de cien pesos por personas y obligados a comprar la comida chatarra que en el interior de la prepa se
vendía por parte de la Iglesia
precisamente, luego los más de 500 servidores encargados de imponer el orden y
la organización, así como familiares y padrinos de los “recién recibidos”, que
dan un total promedio de 2 mil asistentes, igual número que manejaron las
autoridades, lo que quiere decir que la participación de la sociedad civil fue
mínima en comparación la trascendencia del evento del que dicen que durante la homilía
dominical gasta un asistente del curato traído de otro lugar por los encargados
de dicho templo parroquial, se puso a bailar al son de las alanzas cristianas
que ese domingo por la mañana, se entonaban.
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