miércoles, 21 de noviembre de 2012

POSICIONAMIENTO DEL VICECOORDINADOR DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE MOVIMIENTO CIUDADANO, RICARDO MEJÍA BERDEJA, RELATIVO A LA CONMEMORACIÓN DEL 102 ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA




 Compañero Presidente;
Diputadas y diputados;

A 102 años del movimiento social más importante del siglo XX, hay una involución política autoritaria en nuestro país.

Más allá de vanagloriar el pasado y exaltar la fecha, debemos preocuparnos porque seguimos padeciendo los mismos problemas, las mismas circunstancias en muchos territorios que le dieron origen a la Revolución.

¿De qué sirvieron las vidas de las y los revolucionarios cuando hoy tenemos 52 millones de pobreza, millones de mexicano en la economía informal y como carne de cañón del narcotráfico y hay 100 mil muertos resultado de esta fallida guerra.

Para constatar los retrocesos que hemos vivimos, basta hacer una rápida revisión de temas que dieron origen a la Revolución.

En 1906, en Cananea, Sonora y, al año siguiente, en Rio Blanco, Veracruz, los obreros de aquellos lugares tenían como banderas de lucha la jornada laboral de ocho horas; el establecimiento de salarios mínimos; indemnizaciones por accidentes laborales; la abolición de las “tiendas de raya” de las haciendas, entre otras cuestiones.

Esas demandas son ahora letra muerta, pues justo la Reforma Laboral que aprobó el PRIAN precariza el empleo, disuelve los derechos sociales de los trabajadores, condena a los jóvenes a aspirar a la contratación por horas y temporadas, sin prestaciones básicas, establece los despidos exprés y limita la justicia laboral a un año de salarios caídos.

Otro de los grandes motores de la Revolución, fue la demanda de tierra y libertad, que la tierra es de quien la trabaja y hoy el campo mexicano se encuentra en el abandono por falta de inversión, por políticas que privilegian la importación de productos del campo y que sólo hacen llegar las subvenciones a grandes empresarios, y por las cuales millones campesinos han tenido que migrar a las ciudades, a cinturones de pobreza y miseria para no morir de hambre, mientras se sigue fomentando el neolatifundismo, con acaparación de tierras, acaparamiento en muchos lugares del país.

¿Y qué decir de la bandera de Francisco I Madero, el apóstol de la democracia, de  sufragio efectivo, no reelección que llevó bajo el plan de Sal Luis al  derrocamiento de la dictadura en la Revolución Mexicana?

Durante más de 34 años que Porfirio Díaz se mantuvo en el poder, y los ciudadanos no tuvieron la posibilidad de elegir libremente a sus gobernantes, el poder se concentró en unas cuantas familias. Hoy de nueva cuenta los poderes facticos determinan el rumbo del país.

Vivimos en un Porfirismo colectivo. El poder hegemónico  que demostró el PRI por 70 años sigue permeando en las diferentes  estructuras caciquiles que se viven en todos los niveles de gobierno y en diferentes partes de la vida política, económica y social. Esto ha desembocado en una democracia cínica donde se exaltan las virtudes de la libre elección pero se designa arbitrariamente a los gobernantes.

No se puede hablar de sufragio efectivo, cuando se lucra con la pobreza y se acude a prácticas como la compra y coacción del voto o el rebase de topes de campaña, cuando el poder del dinero define el resultado de la elección e impone a su candidato.

¿Qué pensarían Madero, Zapata, Villa, Carranza, los hermanos Serdán si vivieran en el México de nuestros días, atado a los caprichos de los monopolios, de sindicatos charros, de medios de comunicación excluyentes y de gobernadores autoritarios?, ¿qué dirían cuando en esta misma Cámara de Diputados nuevamente se entroniza la reacción y hay una contrarreforma permanente de postulados esenciales? Cuando hoy muchos espacios son ocupados por aquellos que en su tiempo lucharon en contra de la Revolución Mexicana.

El gobierno entrante, ya da visos de lo que será su gobierno profundizando esta regresión autoritaria, al darle facultades policiacas a la Secretaría de Gobernación, que en los hechos va a pasar a ser la secretaría de la Policía Política va a generar una postura autoritaria que no conviene en un país con tantos problemas como el nuestro. Por otro lado, se vuele a la política de dadivas, fortaleciendo la política asistencialista de Sedesol. En síntesis,  la política de la zanahoria y la política del garrote.

Por eso, compañeras y compañeros diputados, conmemorar la Revolución Mexicana no puede ser un mero discurso retórico, se tiene que avanzar en una revolución concreta porque vivimos en una revolución interrumpida y vivimos en los hechos en una contrarrevolución.

El sufragio efectivo  se ha cambiado por un sufragio “en efectivo” y esto es un retroceso autoritario inadmisible.







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